Jozzier
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Una profesora que ni me daba clase (Asun) destrozó mi trayectoria en tercero de la ESO y jamás dio ni la maldita cara para disculparse (justo en ese momento estaba yo saliendo de una depresión infernal). Trabajó en equipo con Luis Fernando el maestro liendre, el que de todo habla pero que de nada entiende y acabé en el despacho del director explicando lo que pasó. Acabé en la famosa aula cero durante horas cuando ya por fin mis notas empezaban a resurgir tras haber repetido. A las horas, cuando veía que simplemente estaba solo en ese aula de delincuentes de los que en Marchena tanto abundan, que lanzas un alfiler al aire y empalas como a 10000 personas, empecé a generar rabia porque ni tenía tareas asignadas ni podía estar en mis clases normales. Exploté, mi madre me quitó de esa cloaca infecta de cucarachas malnacidas y llevo en tratamiento más de una década. El final feliz, es que Caillou (el director repugnante con clara sintomatología de algún tipo de TEA que se entrometió en el asunto de la impresentable antes mencionada sin estar delante de lo sucedido y sin dejar que educadamente le describiese lo sucedido, se estrelló con el coche y buenas noches.
A día de hoy sigo en tratamiento y mi trayectoria profesional ha sido fuertemente mermada por lo ocurrido con mis 16 años. Y toca las narices porque resulta que por lo visto el alumno con depresión que no hacía nada en clase, resultó ser superdotado.
En cuanto consiga los recursos necesarios para llevar esto por lo legal, se os va a caer el pelo. Dicho queda y no oculto ni mi nombre, ni mis apellidos. Y si queréis citarme allí en cualquier momento para conversar, me presento sin problemas.
PD: Todos mis respetos a Patri (mi antigua profesora de Lengua Castellana y Literatura) por siempre haberme tratado con respeto y que me transmitía curiosidad al ver mi pasión por las letras. Y por supuesto, al más importante, Paco, uno de los que fue mis tutores, con una personalidad y carácter bastantes característicos, con una inteligencia emocional admirable en todos los aspectos que usaba para ser resolutivo con cada uno de sus alumnos. Os estoy totalmente agradecido.
A los demás, tanto trabajadores del instituto ese de pacotilla y sus alumnos, les deseo que sufran solo una cuarta parte de lo que tuve que soportar en ese lugar tan desagradable. Y que se vayan lejos, muy lejos. A Polonia, a China o a la m*. Pero lejos. Muy lejos.
Reitero, poned un contador porque en algún momento, os prometo que ese centro voy a conseguir que se cierre y que me paguen como mínimo, todo lo que he gastado en tratarme y en formarme de manera privada.
Un saludo, impresentables.